La séptima mujer, Frédérique Molay

La séptima mujer

En el legendario Quai des Orfèvres, sede de la Policía Judicial de París, Nico Sirsky sufre más estrés del que su estómago puede aguantar. De vuelta de una visita a la bella doctora Caroline Daky, le informan de que una mujer ha sido hallada muerta y atrozmente mutilada. Al día siguiente, otra mujer muere en circunstancias similares. En el espejo del cuarto de baño, el asesino ha dejado escrito con sangre: 'Siete días, siete mujeres'. ¿A qué clase de macabro juego se está dedicando el psicópata? Nico Sirsky deberá averiguarlo antes de que la ola de crímenes afecte a su entorno más inmediato.

Título: La séptima mujer | Autor/a: Frédérique Molay
Editorial: Maeva | ISBN: 978-84-96748-54-5 | Nº páginas: 230 | Precio: 19,00€

Opinión Personal

Hacía tiempo que no leía una novela policíaca, y la verdad es que me ha encantado. Tener como telón de fondo París, me ha superado (tengo sueños maravillosos con este precioso lugar.. ¡ojalá pueda ir algún día!), un lugar hermoso que Frédérique Molay lo describe de una manera especial. En Quai des Orfevres (llamado el «36») es el centro de operaciones, por así decirlo, de los equipos de policías. Son varios grupos, dónde cada grupo tiene un jefe, eso me ha parecido interesante, aunque no me ha gustado mucho el tema de los rangos, con tanto comisario, inspector, me he hecho un lío total. No sabía quien era el comisario, ni quien el inspector (porque habían varios de cada), vamos, que aunque se les reconociera por su nombre, no se les reconoce por su rango.

El principal protagonista es Nico Sirsky, un policía que sabe lo que hace, con un equipo genial, que se compenetran a la perfección. Sus compañeros de trabajo, eran mucho más que simples compañeros, me pareció que eran cómo amigos, cómo una gran familia, pero no de las típicas, es que me ha gustado mucho el grupito. En este grupo de policías se encuentran David Kriven, Jean-Marie Rost, Amélie Ader, Dominique Kreiss, y otros mucho más, que son los que siempre aparecen en el caso. Aunque no son sólo estos policías los personajes de esta novela, también están los personajes extras, cómo la hermana de Nico, Tanya, y su marido, Alexis Perrin, o la médica de la cuál está perdidamente enamorado, Caroline Dalry, aunque en esos momentos en los que veo que el siente algo, simplemente veo atracción sexual, nada más, no veo amor, ni nada por el estilo, cosa que no termino de entender.

Un caso misterioso, y con un psicópata de por medio, algo muy, pero muy interesante. Sobre el asesino en serie, sinceramente, no me imaginaba que era quien fue, para nada, me parecía más lógico otro de los personajes, pero aún así, me ha parecido muy bueno. Algo que sí que me ha parecido un poco... argg, son los escenarios de los asesinatos, son demasiado, a pesar de que no hay imágenes, uno se imagina esos escenarios y dan escalofríos (por lo menos yo los sentí). Y por supuesto, me ha parecido admirable el comportamiento de todos y cada uno de los policías, son muy valientes al vivir día a día, asesinatos que no se pueden sacar de la cabeza, tan fácilmente. El final no me gustado mucho, me ha parecido demasiado..., no sabría cómo explicarlo, ¿irreal? ¿extraño?. No sé, no me ha parecido el mejor final para esta novela, ya que durante toda la historia, ha sido muy bueno, y cómo que el final, hace que todo sea insustancial.

Sobre la autora

Frédérique Molay nació en París hace 39 años. Licenciada en ciencias políticas, la autora se dedica de hecho a la vida política activa. En esta segunda novela, tras Tueur d’innocence, publicada en 1998, Frédérique Molay ha llevado a cabo una investigación exhaustiva en el famoso Quai des Orfèvres. Esta novela ha recibido elogios por parte de crítica y público, no solamente por la brillante descripción de los entresijos del mundo policial, sino también por la facilidad de la autora para contar tramas sólidas que enganchan al lector desde la primera página.

Gracias a Ediciones Maeva por el ejemplar